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Comenzaron a juzgar a exdirectivos de Audi por el Dieselgate

Comenzaron a juzgar a exdirectivos de Audi por el Dieselgate

Que desilusión para los dueños de automóviles Audi -un vehículo ideal para presumir de status social- enterarse de que en sus entrañas venía con un software creado para truchar emisiones de gases y así burlar las reglamentaciones europeas y estadounidenses para motores Diesel. Este miércoles, un tribunal de Munich, en el barrio de Satdelheim, comenzó a juzgar a los responsables máximos de la maniobra, Rupert Stadler, ex presidente de la compañía, el ex director de Porsche -la principal accionista del grupo Volkswagen, matriz de estas firmas- Wolfgang Hatz, y dos ingenieros. El proceso, que arranca desde que se dieron a conocer las primeras denuncias, en 2015, posiblemente termine, adelantan los magistrados, en 2022. El bolillero de condenas, se especula, llegaría hasta un máximo de cinco años para Stadler. Pero el lodo que el caso le deja a las marcas será más difícil de dimensionar.

Son malas épocas para Volkswagen, la empresa nacida en los años del nazismo en base al revolucionario diseño del ingeniero Ferdinand Porsche de un auto popular, que eso significa el nombre. El archiconocido Escarabajo presentado por primera vez por Adolf Hitler en persona. A este escándalo del mayor fabricante de autos de Europa, que logró aglutinar con las años las marcas más significativas del continente, se le suman causas en Brasil por haber colaborado con la dictadura militar (1964-1985) “entregando” a trabajadores y delegados a los represores.

Para evitar males mayores, la empresa llegó la semana pasada a un acuerdo con familiares de trabajadores torturados o asesinados en aquellos años de plomo y pagará indemnizaciones por unos 6,4 millones de dólares. «Lamentamos los atropellos contra los derechos humanos del pasado. Para Volkswagen, es importante asumir la responsabilidad de ese capítulo negativo en la historia de Brasil y promover la transparencia», explicó Hiltrud Werner, directiva de la multinacional.

Hay un adicional algo menor para obreros que sufrieron represalias y sus familias y para la construcción de un memorial para recordar a las víctimas de la dictadura. Se trata de una decisión que se contrapone con los mensajes que llegan en este momento desde la jefatura de gobierno brasileño, donde el excapitán del Ejército Jair Bolsonaro no se cansa de repetir que la dictadura se quedó corta y tendría que haber eliminado a muchos más de los cerca de 500 ciudadanos desaparecidos.

A principios de mes, por otro lado, Volkswagen había puesto punto final a su relación contractual con una distribuidora de sus automóviles en Coyoacán, México, que había decorado sus oficinas centrales con una vieja fotografía de un Escarabajo flanqueado por soldados nazis y cruces esvásticas. La compañía señaló que las imágenes muestran «un régimen que enfatizó el odio y la discriminación» y «son completamente ajenas a la imagen corporativa».

La empresa, además, deberá retirar del mercado para reparaciones unas 200.000 unidades de la pick-up Amarok -otra joya que da prestigio al usuario- luego de haberse detectado problemas en la fijación de la rueda de auxilio. El inconveniente apareció en una camioneta que sufrió un accidente en Argentina.

Diferente es la situación en torno al software trucho. Una investigación de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) detectó hace 5 años que diversos vehículos incumplían con los estándares exigidos para poder ser vendidos en ese país. El problema era que las unidades venían con un software que en teoría demostraba la pureza de sus emisiones.

El programita había sido desarrollado en 2007 para pasar los controles de la EPA. En 2014 el organismo detectó que las emisiones reales eran hasta 40 veces mayores que las autorizadas. En setiembre de 2015 la EPA acusó a Volkswagen de haber violado las reglamentaciones mediante un dispositivo para engañar a los controles. Unos días más tarde, el presidente de la empresa, Martin Winterkorn admite que unos 11 millones de unidades en todo el mundo tenían el dispositivo fraudulento, asume la responsabilidad del hecho y renuncia. Volkswagen, en consecuencia, llama a revisión a los dueños de todos esos autos.

Mirá aca los antecedentes:

Investigaciones en España y Alemania

Trabajadores de Argentina y Brasil pagan el pato

Merkel debe enfrentar el escándalo

El escándalo crece en Europa y otros fabricantes, como BMW, reconocen haber utilizado el dispositivo, aunque dicen que no sabían anda del fraude. Bosch, la compañía que lo fabrica, acepta en 2017 pagar 300 millones de dólares de multa en EEUU, pero sin reconocer su culpabilidad. En junio de 2018 Volkswagen paga 1000 millones de euros de multa en Alemania. Otro tanto hace Audi en octubre. Poco tiempo después también hace un arreglo extrajudiciales Fiat Chrysler en el marco de lo que se conoce como Dieselgate. Hace 15 días, Daimler, fabricante de Mercedes Benz, paga 2.200 millones de dólares en EEUU para cerrar el caso.

Siempre el directorio de Volkswagen alegó que no estaban enterados de lo que había  sucedido con el software trucho. Juran que los procedimientos de la empresa son transparentes y que si hubo alguna irregularidad ha sido obra de sus empleados. En alguna medida es el mismo argumento de Stadler y Winterkorn, pero ellos eran los ejecutivos a la cabeza del grupo industrial, de modo que les caben las responsabilidades judiciales por el fraude. La fiscalía entiende que no podían no saber que el software había sido creado para disfrazar las emisiones.

Los ingenieros de Audi, recuerda un artículo del The New York Times, que desnudó el caso, se enfrentaban al problema de que la tecnología para cumplir con los estándares ambientales estadounidenses elevaba el nivel sonoro que los motores diesel de un modo francamente intolerable para el propietario de un auto de alta gama como ese.

El software no fue diseñado para detectar las emisiones, sino si el auto estaba sometido a pruebas de emisiones. Y solo entonces ponía en marcha el ruidoso control de emisiones. ¿Cómo se daba cuenta de que estaba siendo probado? Muy sencillo, porque normalmente en esas condiciones el pedal del acelerador era sometido a mayor presión en forma constante estando el móvil detenido.

Un correo electrónico fatal llegó a manos de los investigadores. Uno de los ingenieros a cargo del desarrollo escribió a su jefe: “no lo lograremos sin algunos trucos sucios”.  En esta movida había técnicos de Volkswagen, Audi y Bosch.

En EEUU varios directivos de las filiales locales sufrieron condenas de prisión pero decidieron colaborar para reducir el tiempo entre rejas. En Alemania, Stadler y Hatz se sientan en el banquillo de los acusados. Junto a ellos el jefe de Termodinámica de Audi, Zaccheo Giovanni Pamio, y otro ingeniero identificado solo como Henning L. según el TNYT. Winterkorn pasará por tribunales el los próximos meses.

Tiempo Argentino, 30 de Septiembre de 2020

Nagorno Karabaj, otro territorio post soviético en disputa

Nagorno Karabaj, otro territorio post soviético en disputa

La disolución de la Unión Soviética dejó un tendal de tensiones entre las naciones que se establecieron desde 1991 solo comparables al lodazal que dejó la desaparición del Imperio Otomano, en la primera guerra mundial. Y en esos mismos territorios regresó un conflicto de difícil resolución pero imprevisibles consecuencias entre Armenia y Azerbaiyán. Estos nuevos enfrentamientos por Nagorno Karabaj encuentran a esa región bastante estresada por la situación en Siria, Palestina, Ucrania y Bielorrusia, de modo que la intervención de Turquía y Rusia era casi forzosa y así lo hicieron saber Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan. Los últimos informes de situación incluyen cerca de 90 muertos en los enfrentamientos, que se agudizaron desde este domingo. El secretario de la ONU, los jefes de estado de la UE y presidentes de varias naciones instaron a una mesa de diálogo para evitar un baño de sangre.

Para ver antecedentes:

Escala el conflicto este domingo.

La disputa por el espacio post soviético.

Pequeños países no reconocidos pero que existen.

Ucrania cambia de gobierno en 2019

Erdogan intenta rediseñar la región.

Palestina cada vez más sola.

El renacimiento ruso.

El enclave de Nagorno Karabaj, situado dentro de territorio que la URSS había atribuido en 1921 a Azerbaiyán, tiene población mayoritariamente armenia. En el contexto de una federación multinacional como la URSS, eso podía no representar un problema insoluble. Lo mismo había ocurrido allá por la segunda mitad del siglo XX cuando Crimea -que había pertenecido al imperio zarista- fue incorporada a la República Soviética de Ucrania por el entonces secretario general del PCUS, Nikita Kruschov.

Pero en a la caída de la URSS la situación cambió radicalmente al sur del Cáucaso. Tanto Armenia como Azerbaiyán se declararon independientes de la Federación Rusa, la sucesora de la URSS. Ni qué decir desde el golpe contra Viktor Yanukovich en Kiev en 2014. Pero ese es tema de otra entrada.

Los armenios, cristianos desde el siglo IV, chocaron con los azeríes, musulmanes chiitas. El problema no es esencialmente religioso, pero la fe también influye. En 1988 los armenios de Nagorno Karabaj se declararon independientes de Azerbaiyán.  El conflicto estalló a pleno en 1991 y duró hasta 1994, cuando se firmó un alto el fuego luego de combates feroces que dejaron algo así como 30.000 muertos. A esa altura, Bakú -la capital azerí- había perdido el control del enclave y de siete distritos adyacentes.

Autodenominada Republica de Artsaj, esa región de 11.300 kilómetros cuadrados y poco menos de 140 mil habitantes no es reconocida oficialmente sino por tres estados que, a su vez, tampoco tienen reconocimiento internacional, como Abjasia, Osetia del Sur y Transnistria. En 2006 se votó en referéndum una Constitución. El actual presidente es Arayik Harutyunyan. El enclave tiene solo un punto de cercanía con Armenia, la franja de Lachin, ahora en estado de ebullición.

El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, mantiene frecuentes contactos con Putin, ahora intensificados por el recrudecimiento de las tensiones. El otro actor regional, Erdogan, tiene a su vez línea directa con el presidente azerí, Ilham Aliyev.

La enemistad entre turcos y armenios proviene desde el genocidio de 1915, cuando más de un millón de armenios fueron asesinados por tropas otomanas. Turquía nunca quiso reconocer su responsabilidad en la masacre. Alega que la República de Turquía fue creada en 1923, y no es responsable de aquellos actos.

Pero en esta ocasión, Erdogan apoya sin dubitaciones a Azerbaiyán. «Llegó la hora de que esta crisis que comenzó con la ocupación de Nagorno Karabaj llegue a su fin. Cuando Armenia haya abandonado el territorio que ocupa, la región reencontrará la paz y la armonía», declaró el mandatario turco el mismo domingo.

Putín, sin embargo, si bien mostró su apoyo a Ereván, fue más cauto en sus declaraciones. Y anunció una conversación telefónica con Erdogan para pacificar los ánimos en la región, de por si ya bastante convulsionada.  Nadie quiere repetir los encontronazos de 2016, cuando se registraron al menos 100 muertos en ambos bandos,

Putin viene impulsando la Unión Económica Euroasiática desde hace cinco años. Por ahora esta unión regional de comercio agrupa a Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, pero la puerta ya está abierta para el ingreso de Moldavia, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Siria. Turquía, siempre con el deseo -insatisfecho quizás para siempre- de integrar la Unión Europea, no se quiere perder el tren de la UEE. Pero enfrenta el rechazo de Armenia. Este nuevo choque por Nagorno Karabaj no ayuda a esa definición.

Tiempo Argentino, 29 de Septiembre de 2020

Se consolida el eje ultraconservador entre Washington y Brasilia

Se consolida el eje ultraconservador entre Washington y Brasilia

En estos tiempos, el discurso ultraconservador se esparce sin ningún prurito en todo el mundo. Los gestos y las palabras muestran el revés de la trama de un modo transparente. Hubo en estos días una gran proliferación de estos ejemplos en las intervenciones de los jefes de Estado en la 75ª Asamblea de la ONU. Y si se habla de la región, también los hubo en las últimas movidas en los organismos latinoamericanos, donde se expresa sin pudor la fuerte alianza entre los gobiernos de Jair Bolsonaro y Donald Trump.

El que abrió la ronda de discursos en Nueva York -esta vez de forma virtual- fue el presidente brasileño. Una tradición que se remonta al fin de la Segunda Guerra Mundial, en la que Brasil fue el único país sudamericano en enviar tropas contra las fuerzas del nazismo.

Fue muy evidente el deseo del excapitán del Ejército brasileño de congraciarse con el empresario inmobiliario estadounidense, que está a días de una elección presidencial. Esa actitud era el reconocimiento público de una asociación que intenta marcar el rumbo de América Latina a la medida de la Casa Blanca. Y que seguramente excederá a quien sea el que ocupe el cargo de presidente en el futuro. Después de todo, el que reflotó el término “patio trasero” para definir a las naciones que están al sur del Río Bravo fue el secretario de Estado de Barack Obama, John Kerry.  

Los ejemplos del eje Washington-Brasilia en esta era abundan. Luis Almagro, el sumiso secretario general de la OEA, anunció hace un mes que no le iba a renovar el contrato al secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el brasileño Paulo Abrao. Argumentó que había decenas de denuncias por malos tratos al personal en su contra. Olvidó decir que Abrao había sido votado según las reglas de la CIDH en febrero pasado para un nuevo período.

Resultaría difícil negar ahora que el uruguayo ex frenteamplista negoció un nuevo período propio, a fines de marzo pasado, a cambio de sacarse de encima a un funcionario que Bolsonaro desprecia. Tras algunas semanas de alboroto, Abrao tiró la toalla y este viernes la CIDH abrió una convocatoria para elegir al reemplazante, de acuerdo a los reglamentos internos -violados por Almagro- durante un período que culmina el 8 de noviembre. El nuevo titular del organismo, de acuerdo al anuncio, será seleccionado entre los postulantes el 3 de diciembre.

La misma CIDH anunció estos días la designación del colombiano Pedro José Vaca Villarreal como relator especial para la Libertad de Expresión, en lugar del uruguayo Édison Lanza. Vaca Villarreal es abogado y dirige actualmente la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) en Colombia, integra el Consejo Directivo Global del International Freedom of Expression Exchange (IFEX) y es relator en otra ONG, Freedom House (FH).

IFEX nuclea a un centenar de asociaciones mundiales y en el caso de Argentina figuran el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) y las Asociación por los Derechos Civiles. FH, a su vez, es financiada en un 80% por el gobierno de EE UU.

Almagro, tras deshacerse de Abrao y mientras espera que la CIDH le ofrezca un candidato potable para el régimen imperante en la OEA, completó la devolución de gentilezas a Bolsonaro y nombró a Arthur Bragança de Vasconcellos Weintraub en la secretaría de Acceso a los Derechos y la Equidad de la entidad. Conocido ultraconservador, racista y misógino, Weintraub argumenta en contra del uso de barbijo porque dice, textualmente, que es “un pin del partido comunista”.

Levantó mucha espuma la polémica elección de Mauricio Claver-Carone al frente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Faltando a la tradición, Trump forzó la nominación de un estadounidense, cuando siempre ese cargo había sido para un latinoamericano. El sillón de vice, en cambio, siempre había sido para un nativo del norte del continente. El último en ocupar la vicepresidencia fue Brian O´Neill, pero murió en diciembre pasado. En su lugar está como interino John Scott. Pero el sucesor será el brasileño Carlos da Costa, hasta ahora secretario de Productividad, Empleo y Competitividad del Ministerio de Economía brasileño.

Esta sociedad de derecha se viene gestando desde que Bolsonaro, con ayuda de asesores de campaña de Trump, ganó la presidencia de Brasil. La gira del secretario de Estado Mike Pompeo por Brasil, Colombia y Guyana de la semana pasada buscó consolidar esos lazos en torno al objetivo de terminar con el gobierno venezolano, la obsesión de la gestión Trump.

En la Asamblea de ONU, la presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, apuntó contra la Casa Rosada denunciando el “acoso sistemático” contra su gobierno y pidió acabar con el “populismo caudillista y autoritario” y las “castas populistas” como catalogó a las autoridades nacionales argentinas.

No tardó Bolsonaro, en una entrevista con OGlobo, en sumarse al mensaje (¿de Washington?) al afirmar que el gobierno de Alberto Fernández está «yendo rápidamente hacia un régimen similar a Venezuela». 

Tiempo Argentino, 27 de Septiembre de 2020

El día que Hirohito negoció con MacArthur salvar su cuello y el futuro de Japón

El día que Hirohito negoció con MacArthur salvar su cuello y el futuro de Japón

Un día como hoy, hace 75 años, el emperador Hirohito ingresaba a la embajada de Estados Unidos en Tokio para entrevistarse con el general Douglas MacArthur. Vestía una vieja levita negra, pantalón a rayas y sombrero de copa, un rasgo de elegancia occidental quizás decadente. El comandante de las tropas aliadas, uniforme de fajina sin corbata, las manos en los bolsillos, demostraba una estudiada falta de respeto a los ritos de la monarquía. Hirohito era considerado descendiente de Amaterasu, la diosa del sol, y representaba un imperio de 2600 años. Pero el 15 de agosto de 1945, luego de las bombas atómicas en Nagasaki e Hiroshima, había anunciado por radio la rendición incondicional ante las tropas estadounidenses. En poco tiempo, renunciaría también a su origen divino para aceptar una constitución parlamentaria. A cambio, salvaría su vida y su prestigio, un privilegio del que no disfrutarían sus socios en la Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler y Benito Mussolini.

El milagro de esa supervivencia -Hirohito murió en 1989 y su hijo Akihito es el actual emperador japonés – sería construido en ese encuentro crucial con el general triunfador.

En el trono como regente desde 1921 por enfermedad de su padre, Taisho, fue coronado en 1926. Una de las diez economías más desarrolladas de la época, había en Japón un sector nacionalista que pugnaba por expandirse al resto de Asia. Entendían que había un destino manifiesto que los llevaba a plantear una Doctrina Monroe para el extremo oriente. A partir de la ocupación de Corea avanzaron hacia el control de Manchuria, colocando como fachada a Pu Yi, el último emperador chino que refleja Bernardo Bertolucci en su película de 1987.

Furiosos anticomunistas, los militares se lanzaron a la invasión del resto de China luego de que el mandatario chino Chiang Kai-shek se aliara con el partido de Mao Zedong. Si una habilidad se le reconoce a Hirohito es la de haber esquivado el traste a sus responsabilidades por la militarización del país.

Aparece más como víctima de las presiones de los sectores más radicalizados del nacionalismo que como impulsor de políticas expansionistas. Como monarca divino, era un desconocido para la población. Ese carácter le daba una infalibilidad que era aprovechada por los dirigentes políticos.

En ese Japón se movían a voluntad sociedades secretas como la del Dragón Negro, la del Cerezo en Flor o la Hermandad de la Sangre -a cada cual más fascista- y también tenían influencia partidos políticos financiados por los dos grandes grupos industriales, Mitsubishi y Mitsui.

Pero ese Japón que pretendía un mercado cautivo y colonias para su población excedente, protagoniza las mayores atrocidades que puedan imaginarse. Como la Masacre de Nankín, en diciembre de 1937, cuando tropas japonesas asesinan a unos 300 mil civiles. El episodio incluye violaciones masivas y todo tipo de vejámenes a niños.

La Unidad 731 fue un escuadrón del Ejército Imperial que desarrolló armas bacteriológicas. Se supone que más de 10 mil coreanos, mongoles, chinos, rusos y hasta europeos fueron conejillos de indias de experimentos biológicos.

MacArthur negoció salvarle el cuello a Hirohito como una forma de pacificar definitivamente a Japón. Las presiones desde Washington fueron tremendas para juzgarlo por crímenes de guerra. Pero el general más galardonado de Estados Unidos convenció a sus jefes de la necesidad de que el archipiélago fuera un freno para la amenaza de la Unión Soviética y la China de Mao. MacArthur comandaría  las fuerzas que se desplegaron en Corea. Pero esa fue otra guerra.

Hirohito zafó de cualquier acusación y como un órgano más del Estado, estuvo al frente del renacimiento de Japón que se convertiría en la segunda economía del mundo durante el resto del siglo XX.

Tiempo Argentino, 27 de Septiembre de 2020