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La unión entre Putin y Merkel para decirle adiós al dólar

La unión entre Putin y Merkel para decirle adiós al dólar

Mientras para los argentinos el dólar parece ser la medida de todas las cosas, en todo el mundo la tendencia es apostar a la desaparición de la divisa estadounidense como la moneda de reserva más importante y hasta como la gran arma económica de Washington para someter a los díscolos del mundo.

Una muestra de esto que se dice la dio Vladimir Putin cuando el gobierno de Barack Obama intentó castigar a Rusia a través de sanciones contra la nación, contra empresas y contra empresarios y funcionarios. «Fue lo mejor que nos podía haber ocurrido», se envalentonó, y así inició la estrategia de ir desprendiéndose de a poco de sus reservas en dólares para pasarlas a oro y yuanes.

El sábado pasado, Putin pasó por Viena en un viaje que mucho le cuestionaron para asistir a la boda de la ministra de Asuntos Exteriores de Austria, Karin Kneissl. Estuvo no más de sesenta miunutos y luego acudió a una reunión de más tres horas con la canciller alemana en una residencia del norte de Berlín donde hablaron de sus diferencias en torno a la situación del mundo.

Pero todo indica, según fuentes habitualmente bien informadas, que entre los temas que trataron el punto principal fue la manera de eludir el sistema de pagos de EEUU no solo en el comercio entre ambas naciones sino en relación con las sanciones que Donald Trump extendió contra Irán.

Según el periodista de Asia Times Pepe Escobar, Putin y Angela Merkel suelen dialogar sin intérpretes, alternadamente en ruso y en alemán, idiomas que conocen perfectamente. El ruso porque fue jefe de la estación de la KGB en Berlín en el último tramo de la Guerra Fría. La germana porque creció y se formó en la Alemania Oriental adhirió a las Juventudes Comunistas de la RDA.pecado adolescente quizás

Algunos detalles de esa conversación -que para los medios occidentales trató sólo de los enfrentamientos por el tema Crimea y el proyecto de oleoducto bajo el Mar Báltico, conocido como Nord Stream 2- salieron a la luz en el periódico financiero alemán Handelsblatt.

La retirada de EEUU del acuerdo nuclear con Irán planteó una crisis para los países que mantienen el convenio firmado con Teherán tras largas negociaciones entre los países que integran el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. todos con arsenales nucleares -China, Rusia, Gran Bretaña, Francia- más Alemania, el único sin este tipo de armamento letal. Porque el documento establecía que a medida que Irán desarticulaba su proyecto bélico y permitía inspecciones sobre su desarrollo atómico pacífico, se iban a retirar las penalidades económicas impuestas al cabo de casi una década.

Por eso empresas europeas y especialmente alemanas y francesas apuraron el desembarco en el país persa para implementar proyectos industriales y comercio multilateral.

Trump quiso mostrar músculo retomando la senda de las sanciones a Irán. Lo que da de lleno en esos planes, ya que no solo se utiliza moneda norteamericana en algunos casos sino que los bancos que acreditan las transacciones tienen sede en Estados Unidos y están sometidos a sus leyes. Ninguno quiere tener problemas en sus matrices por políticas que no establecen ellos. El miedo no es sonso y muchos ya sufrieron penalidades por negocios con Cuba o Venezuela.

Si bien la Unión europea reflotó una ley que en su momento cubrió el comercio con la isla caribeña para proteger a sus empresas de posibles embargos en EEUU, esto no otorga suficiente calma a los mandatarios.

Es que la crisis del euro desde 2008 en gran medida fue atribuida a maniobras especulativas realizadas desde América del Norte y Londres para petardear la divisa común. Y Europa no quiere volver a pasar por eso, justo cuando el Brexit podría debilitar la posición continental de cara a los mercados.

La guerra de las monedas es tan feroz que según el analista germano Peter Spengler, el sistema SWIFT que utilizan los bancos para transferencias de dinero entre naciones, y que «opera bajo leyes de la UE, ha estado bajo ataque por 10 años de los guerreros del Tesoro de EEUU, (y los servicios de inteligencia) GCHQ del Reino Unido y NSA estadounidense, a pesar de las protestas del Europarlamento».

De acuerdo al también alemán Die Welt, Rusia viene cambiando su stock monetario de dólar a oro y yuanes, que hace un par de años fue reconocida por el FMI como moneda de reserva internacional. Actualmente Moscú es el quinto mayor propietario de oro, tras pasar de tener 500 toneladas en 2008 a las 2000 de este año, luego de la compra de 26 toneladas en julio.

Es cierto que la moneda rusa, el rublo, tiene una senda de depreciación en relación con el dólar y ya perdió el 50% de su valor, según el gobierno de Putin a raíz de las sanciones. Pero como indica Peter Koening, analista y geopolítico que trabajó más de 30 años para el Banco Mundial y la OMS como experto en medioambiente y recursos hídricos, esa relación es importante si se le evalúa tomando a Rusia como parte de un mercado dolarizado. Pero si se tiene en cuenta que gran parte del comercio internacional lo realiza en otras monedas-con China firmó acuerdos para que el intercambio entre ellos se haga en yuanes- ese precio del rublo resulta irrelevante.

En similares términos se están moviendo India, Irán y Venezuela. Obligados por sanciones los dos últimos y por estrategias independientes el primero, tratan de esquivar el intercambio en dólares. Caracas ancló el Bolivar Soberano al petro, una criptomoneda virtual vinculada al precio del barril de petróleo

Si el poderío militar estadounidense lo hizo el gendarme del mundo después de la caída de la Unión Soviética, desde Breton Woods la divisa verde lo convirtió en el gran articulador económico internacional.

Pero los enemigos económicos están cada vez más decididos a dar esa pelea, que no será menos cruenta que cualquiera de las que se hacen en campos de batalla. Porque además, se complementan.

Tiempo Argentino, 30 de Agosto de 2018

El genocidio en tierras africanas que el gobierno alemán sigue sin reconocer

El genocidio en tierras africanas que el gobierno alemán sigue sin reconocer

Entre los clisés que se suelen reproducir sobre los genocidios del siglo XX, uno muy difundido es que la matanza de un millón de armenios por fuerzas turcas, en 1915, fue el origen y modelo sobre el que los nazis montaron el holocausto de seis millones de judíos, a fines de los años 30. Sin embargo, testimonios que recogen historiadores y ensayistas de varios países es que la primera gran matanza étnica –se debe recordar que los pueblos originarios de América fueron diezmados mayoritariamente en el siglo XVI-  tuvo lugar en África, y también a manos alemanas.  En un caso, el Congo, el responsable fue un monarca de la casa real de Sajonia-Coburgo-Gotha, Leopoldo II de Bélgica. En el otro, en Namibia, la infamia es del II Reich, que estaba gobernado por el kaiser Guillermo II.

Ahora, las autoridades de la República Federal de Alemania devolvieron 19 cráneos, huesos y cuero cabelludo pertenecientes a miembros de las comunidades Herero y Nama, víctimas de las fuerzas coloniales y que habían sido llevados a la clínica universitaria Charité, de Berlin entre 1904 y 1914 para “experimentos científicos” por Eugen Fischer, el mismo médico que alentaría las ideas racistas de Adolf Hitler. Como dato no menor puede decirse que dirigió ese territorio colonial Heinrich Ernst Göring, padre de Herman, uno de los fundadores del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, (NSDAP, por sus siglas germanas, cuya abreviatura es “nazi”).

Pero nadie en la actual administración de la RFA pidió disculpas por aquel genocidio y mucho menos aceptó hacerse cargo de las reparaciones que piden los descendientes de ambas nacionalidades y las autoridades de Namibia, cuyas demandas económicas tramita una jueza de Nueva York que alguna vez heredó el despacho de Thomas Griesa, Laura Taylor Swain, quien atiende además el caso del default de Puerto Rico. La magistrada, que es negra, por ahora no resolvió y mantiene bajo siete llaves la causa, sin el menor apuro, por lo que parece.

La historia del genocidio en Namibia es la historia de la avaricia del colonialismo europeo que se desplegó con ferocidad sobre África, cuya población había sido devastada por la esclavitud, para apropiarse de sus recursos naturales, a fines del siglo XIX.

Entre el 16 de noviembre de 1885 y el 27 de febrero de 1886 las principales potencias del mundo se reunieron en Berlín con el deliberado propósito de repartirse el continente africano. Como quien juega a un TEG sin dados, representantes del imperio británico, de Francia, España, Italia, Portugal y los Países Bajos aceptaron el convite del canciller Otto von Bismarck para tratar las condiciones de la repartija para no llegar a la guerra por la ocupación de esa parte del planeta.

Así fue que británicos y franceses obtuvieron el control de la mayoría del territorio, con una participación importante de los alemanes y algunas migajas para los socios menores, a la sazón imperios en decadencia como el español y portugués, o una Italia que recién se había unificado. Por la cercanía entre primos monárquicos, Leopoldo II convenció a los presentes de que personalmente y como un emprendimiento privado pero ayudado por la burocracia de Bélgica, iba a ser la mejor opción para llevar la civilización al Congo.

El costo de salir de la barbarie fue al menos 10 millones de pobladores  – la mitad de los habitantes del Congo-  asesinados por resistirse a ser civilizados o por la súper explotación en las plantaciones de caucho o en las minas.

Lo que hoy es Namibia recibió los primeros alemanes en la década del 1840. Fue la forma del imperio que nacía de desprenderse de los pobladores más pobres para que no impactaran con la emigración a las ciudades en plena expansión industrial.  Pero esa misma dinámica capitalista llevó a que en un momento fuera imprescindible contar con acceso a las fuentes de materia prima. Y nada mejor que aprovechar esas zonas donde ya había connacionales.

Como África del Sudoeste Alemana, fue colonia del II Reich entre 1884 y 1915. Al fin de la Primera Guerra Mundial, que se desató porque en la Conferencia de Berlín no todos los hilos habían quedado bien anudados, fue ocupada por los sudafricanos, todavía colonia británica. Recién en 1990, y tras la guerra de Angola y mediante la ayuda de Cuba, Namibia pudo declararse independiente.

Pero la colonización alemana, que también iba a “civilizar” a los nativos, no fue muy amigable para los locales. Y en 1904, ya sin las tierras que habían cultivado por generaciones, los Herero se rebelaron contra el dominador blanco y ario. Al poco tiempo también presentaron pelea los Nama.

El káiser Guillermo II, ante la resistencia de los pueblos originarios, decidió enviar el general  Lothar von Trotha, un militar tan fogueado en las guerras prusianas como impiadoso. Arrinconó a los insurgentes y exterminó a los que tuvo a tiro, llevó a las fronteras a otros y aisló en campos de concentración a los que quedaron dispersos.

Un bando de Von Trotha refleja su pensamiento. “Los Herero ya no son sujetos alemanes (…y) deben dejar esta tierra. Si no lo hacen los forzaré a hacerlo con el cañón de artillería. Dentro de las fronteras alemanas, cada Herero, con o sin arma, con o sin reses, será disparado. No importa si son mujeres o niños”.

 Las víctimas eran transportadas a los centros de detención de la isla de Shark en trenes, otros a pie. Los que llegaban en peores condiciones fueron asesinados ni bien llegaban. La imagen de los centros de Dachau o Auschwitz tenían antecedentes.

Los cráneos de unos 300 prisioneros decapitados en Shark fueron recolectados para un programa de experimentos “científicos” capitaneado por Euguen Fischer, el mismo que luego haría fama en la era nazi como experto en cuestiones de pureza racial. Quería probar la superioridad de la raza aria, fue uno de los maestros de Joseph Mengele y ya en 1914 escribió “El problema del mestizaje en humanos”.  Göring padre había sido Reichskommissar (Comisario del Imperio) de África del Sudoeste.

Al fin de la Segunda Guerra Mundial, Alemania reconoció los crímenes contra el pueblo judío y romaní. Y aceptó reparaciones por esos crímenes. Según cifras conocidas, hasta el 67% de los judíos del centro europeo fueron eliminados en campos de concentración en los territorios ocupados por el Tercer Reich.  

La mayoría de los alemanes aún hoy desconocen que con los mismos métodos, fueron eliminados el 80% de los Herero y una cifra algo menor de Namas en campos namibios. En agosto de 2004 el canciller Gerhard Schröder pidió disculpas por aquellos crímenes. Pero una asistente del Ministro de Desarrollo llamada Heidemarie Wieczorek-Zeul fue más lejos y tuvo que renunciar a su cargo luego de decir: «Nosotros los alemanes aceptamos nuestra responsabilidad histórica y moral, y la culpa de las atrocidades efectuadas por los alemanes en ese momento». En 2007 descendientes de Von Trotha viajaron a Namibia y pidieron disculpas por el genocidio del que el general fue el ejecutor. 

André Vltchek, filósofo, novelista y periodista de investigación nacido en San Petersburgo y nacionalizado estadounidense, hurgó en profundidad en esa historia y afirma que “los primeros campos de concentración en la tierra se construyeron en esta parte de África… Fueron construidos por el Imperio Británico en Sudáfrica y por los alemanes en Namibia”. Al mismo tiempo, tilda de mentira oficial a la versión de que «Alemania, profundamente humillada después de la Primera Guerra Mundial, enfrentando crisis económicas terribles, de repente se volvió loca, se radicalizó y terminó por llevar al poder a intolerantes nacionalistas de extrema derecha».

El 31 de julio pasado la jueza Taylor Swain presidió la audiencia donde los abogados de Namibia presentaron el caso. El gobierno alemán presiona para que la demanda se desestime. No por una cuestión de dinero, seguramente. Pero ser condenados por un genocidio previo al nazismo cambiaría una concepción de la historia que ya parecía salvada con las culpas del nazismo.  

Tiempo Argentino, 29 de Agosto de 2018

Murió el Nafta y nace un nuevo acuerdo entre México y EEUU al que esperan sumar a Canadá

Murió el Nafta y nace un nuevo acuerdo entre México y EEUU al que esperan sumar a Canadá

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre Canadá, Estados Unidos y México, fue el primer escalón de lo que George Bush padre pergeñó como un plan para crear una suerte de Mercado Común Americano (en el sentido de Monroe) por todo el continente. Cuando se puso en marcha, en 1994, gobernaba Bill Clinton, y debía entrar en vigencia en 2005, en la cumbre de las Américas de Mar del Plata.  Pero el proyecto del ALCA chocó con un grupo de presidentes rebeldes como Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Lula da Silva, que promovieron su rechazo ante el propio rostro de Bush hijo. Ahora, Donald Trump logró sepultar al más conocido por estas tierras como Nafta, por las siglas en ingles de TLCAN, y ya firmó un convenio bilateral con México que ahora espera que logre la adhesión de Canadá bajo nuevas propuestas y que tendrá una duración de 16 años, revisable cada seis.

Como se recuerda, Trump pateó el tablero de los acuerdos que las sucesivas administraciones presidenciales estadounidenses venían elaborando con el resto del mundo en las últimas cuatro de siglo. Lo primero fue el TPP (Tratado TransPacífico) y lo siguió con los de París, sobre cambio climático.Era esperable que ni bien asumiera y comenzara a romper con los otros tratados internacionales, el Nafta también caería tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

México formó parte de las «preocupaciones» del empresario desde su campaña para las primaras republicanas y luego tuvo una profundización del mensaje en la presidencial de 2016.  Malamente resumido, el discurso fue que los mexicanos iban a EEUU a robar y por lo tanto dijo que iba a elevar un muro en la extensa frontera entre ambas naciones, que cubre unos 3200 kilómetros. «Y la van a pagar ellos», amenazó.

Enrique Peña Nieto, el actual mandatario mexicano, soportó en los primeros meses varios gestos de desprecio de Trump que no torcieron su impavidez habitual, y siempre se ofreció a negociar. La economía mexicana es tan dependiente de la estadounidense que no da para bravuconadas, si es que EPN tuviera algún rasgo de orgullo y determinación personal en ese sentido.

Pero al sur del Río Bravo «pasaron cosas» y en julio pasado ganó la elección un candidato mal visto tradicionalmente para el establishment de los dos países, Andrés Manuel López Obrador. Trump aceleró las negociaciones y tras la primera conversación entre el estadounidense y AMLO llegaron a establecer las bases para una reforma del Nafta que sirviera de punto de partida para la relación que desde el 1 de diciembre, cuando se produzca el recambio presidencial en el país azteca, deberán tener por esa cuestión de la vecindad, al menos.

Es así que el negociador mexicano, el canciller Luis Videgaray, se reunió con uno de los principales consejeros de Trump en el área económica, Larry Kudlow y fueron acercando posiciones. Fue un buen tanteo para lo que se avecina y un buen punto de partida para el sexenio AMLO.Este lunes en México y en Washington se anunció la firma de un acuerdo bipartito para reemplazar al Nafta. Trump dijo que le quería cambiar el nombre, incluso, porque «trae recuerdos malos para los trabajadores estadounidenses».

«Solían llamarlo Nafta. Nosotros lo vamos a llamar Acuerdo Comercial Estados Unidos-México. Nos desharemos del nombre Nafta», dijo el presidente desde el Salón Oval. «Es un gran día para el comercio», aseguró a continuación, y tendió lazos con el vecino del norte, al que esperan sumar en algunas semanas, aunque sería como un reunión con el menú elegido de antemano.

Lo que establece el nuevo acuerdo Mexico-EEUU se puede resumir en un par de cuestiones de peso determinante para el futuro: no menos del 75% de los automóviles fabricados en esa región deberán tener componentes locales (hasta ahora era el 62,5%). Y entre el 40 y el 45% de los vehículos deben ser elaborados en plantas que paguen  no menos de 16 dólares la hora.

Esto es casi cuatro veces más de lo que un obrero gana en México. La medida es una forma de evitar la deslocalización de fábricas hacia mercados más baratos. Y una manera indirecta de lograr aumentos para los trabajadores mexicanos, si es que los empresarios prefieren aumentar los salarios para no cerrar las puertas.

Por otro lado, el acuerdo tendrá una duración de 16 años pero cada seis años (con el cambio de gobierno en México) podrá ser revisado.

«Para México es fundamental que Canadá pueda estar en la negociación. Sin embargo, hay variables que no controlamos, como las decisiones del gobierno canadiense o el estado de las relaciones entre Canadá y Estados Unidos», dijo Videgaray tras el anuncio. El ministro de Relaciones Exteriores mexicano alabó el rol que tuvo el negociador de AMLO, Jesús Seade, un economista que cuenta con la aprobación del establishment.

López Obrador dijo desde Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, que el acuerdo había sido un logro ya que se consiguió que Trump escuchara y aceptara respetar la soberanía del país en materia energética. Como parte del tratado, además, quedó establecido que el muro no lo pagarán los mexicanos.

Tiempo Argentino, 28 de Agosto de 2018

Juan Carlos Monedero: «No debemos concederle nada a la derecha que tiene todo el poder»

Juan Carlos Monedero: «No debemos concederle nada a la derecha que tiene todo el poder»

Fue uno de los fundadores de Podemos, emergente del movimiento 15M. Muy ligado a América Latina, Juan Carlos Monedero, economista, doctor en Ciencias Políticas y docente en la Universidad Complutense de Madrid, es un referente ineludible en esa izquierda nacida de la crisis económica que fue clave para sacar a Mariano Rajoy del poder. Lo que sigue es la charla que mantuvo con Tiempo en su segunda visita a la redacción del diario cooperativo.

–Con la caída de Rajoy, Mauricio Macri perdió un amigo, ¿no?

–Sin dudas. El gobierno de Rajoy cayó por el caso Gürtel, que mostraba la implicación del Partido Popular en corrupción y avanzó porque jueces honrados decidieron seguir adelante. Ni siquiera en condiciones como las que vemos ahora mismo en la Argentina, de riesgo del estado de derecho, debemos concederle a la derecha que tiene todo el poder. No tienen todos los jueces, no tienen todos los policías, ni todos los militares, ni todos los medios de comunicación. Y creo que es importante que rescatemos esto porque si no, les estamos dando más poder que el que tienen.

–En dos semanas se cumplen los primeros cien días de gobierno de Pedro Sánchez. ¿Qué cambios hubo?

–El gobierno de Sánchez es una posibilidad construida por Podemos, que después de la sentencia Gürtel, le dice «oye, vamos a presentar una moción para sacar al gobierno de Rajoy» y demostramos que los números (en el Parlamento) nos daban. Hablamos con los nacionalistas vascos y catalanes para convencerlos. Rajoy calculó mal varias cosas, entre ellas no darse cuenta de que si un nuevo gobierno le garantizaba los presupuestos el Partido Nacionalista Vasco no iba a hacerle mucho asco por aquello de que «el dinero no huele». Ahora, Sánchez es un funambulista de la política. Al carecer de un proyecto de país alternativo su especialidad es mover muchos platillos y en ese sentido está acompañado por un jefe de Gabinete, Iván Redondo, que es un consultor, con el que diseñaron un gobierno muy marcado por la necesidad de hacer una política espectáculo, más para la sorpresa que para la profundidad. Parecía que iba a cumplir con aquellos que lo habían alzado primero a la Secretaría General del partido y después a la presidencia del gobierno, ese aire de familia de la izquierda.

–¿Quería lograr el regreso de esa izquierda que se fue con Podemos?

–Primero quería cumplir con los que lo apoyaron dentro del PSOE con un discurso de izquierda, luego de haber sido defenestrado por Felipe González y toda la derecha del partido, y después con los que le han prestado 71 diputados a sus 84 para poder ganar, un sector de ese ámbito amplio de la izquierda que proviene del 15M que es Unidos-Podemos. Esa emoción inicial, esas promesas iniciales, esa campaña llena de guiños generó una subida muy alta en las encuestas pero en el último mes ha empezado a rebajarse.

–¿Por qué?

–Porque han empezado a decir que no se puede cumplir prácticamente el 100% de las promesas del PSOE durante las elecciones. Se ha negado a una comisión de investigación sobre la fortuna del rey Juan Carlos I, a derogar la reforma laboral, a dar los nombres de la gente que está en la amnistía fiscal, a transformar Televisión Española, a cambiar la ley mordaza, a cambiar las normas de austeridad de la Unión Europea. Eso generó decepción y también un enfado de Unidos-Podemos, que se verificó cuando no se le votó su techo de gastos. El PSOE ha tomado nota y por primera vez ha aceptado terminar con el copago de las medicinas que hacían los pensionados, ha aceptado actualizar las jubilaciones con el índice de precios.

–¿Diría que es más de lo mismo?

–Yo no sería tan duro. Con la socialdemocracia europea hay que esperar que obre más en términos de gran coalición, como en Alemania, a que tengan gobiernos más progresistas como en Portugal. La diferencia está en la presión y el empuje de las fuerzas políticas más avanzadas. Si el PS en Portugal ha logrado mejoras para la mayoría es porque el PC y el Bloco de Esquerda están ahí presionándole. Donde no existe eso, el PS ha desaparecido, como en Francia o Grecia.

–Uno de los anuncios era sacar la tumba de Franco, ¿qué puede pasar con eso?

–Hemos presionado mucho para convertir al Valle de los Caídos en un Centro de Memoria y hay bastante consenso. Parece muy probable que se termine con ese insulto de que mientras hay todavía 115 mil víctimas asesinadas por Franco en zanjas, en fosas comunes, en cunetas, haya un mausoleo a un dictador que colaboró con Hitler y Mussolini y que gobernó España después de un golpe de Estado.

–¿Que puede ocurrir con Cataluña?

–España es un país plurinacional, mal enseñado y mal aprendido. Son más importantes para la historia de un país los libros de historia que la propia historia, porque es lo que la gente se cree. Y si la gente se cree que España existía desde los reyes católicos, es muy difícil que tú los convenzas de lo contrario. Esa es una tarea que tiene que ver con la cultura. En España, siempre que ha brotado algún foco democrático ha emergido la plurinacionalidad. En 1868 expulsamos a los Borbones por primera vez y surge la I República, que es federal. En 1931 nace la II República y también emerge la plurinacionalidad. Muere Franco y vuelve a emerger la plurinacionalidad. Lo que ocurre es que la derecha, para mantener su poder, necesita tres cosas: el bipartidismo, que es un juego trucado de la política; el centralismo, para intentar frenar los espacios más desarrollados como Cataluña y el País Vasco; y una monarquía, como dueña y jefa de las FF AA. Con la crisis de 2007-2008 todos los gobiernos regionales pierden las elecciones y la derecha catalana se agarró a la reivindicación independentista para paliar su pérdida de votos. Y nos encontramos con un movimiento popular muy fuerte reclamando mayores cuotas de soberanía dirigido por la derecha, una cosa complicada de entender. (Carles) Puigdemont es un presidente del pujolismo (por Jordi Pujol), la derecha corrupta que siempre apoyó al PSOE corrupto y al PP corrupto. Es la derecha que está en contra de acabar con los desahucios y que nos golpeó en el 15M en Cataluña. Y esos son los que de alguna manera dirigen un movimiento independentista que siempre ha buscado mejoras económicas para la élite, no para las mayorías. Lo que ocurre es que hay un movimiento popular muy fuerte que está constantemente en tensión con esa derecha independentista. Nosotros como fuerza política hemos defendido el derecho de los pueblos de España a decidir su anclaje en el conjunto del país. No somos independentistas, porque entendemos que es absolutamente absurdo que los padres y los abuelos de la gente que actualmente vive en Cataluña y vinieron desde el resto de España sean extranjeros. Y para eso hay una solución histórica que es el federalismo, que te permite ser al tiempo catalán y español, como puedes ser al mismo tiempo bávaro y alemán. Nuestra propuesta es hacer lo que no hubo durante la transición, que es un referéndum de autodeterminación, igual que no hubo sobre monarquía y república.

–¿Esto no va en paralelo, entonces, con una consulta sobre la república?

–La monarquía siempre ha sido el tapón de esa España que era intocable porque estaba construida místicamente en el pasado. Fijate que el secretario del Parlamento español, el socialista José Bono, rescata de los fondos del Museo del Prado cuadros pintados en la etapa de Isabel II de los reyes visigodos y los cuelga en el Parlamento. Ahí no hay ningún cuadro de Mohamed, de Yusuf , de Boabdil, que estuvieron siete siglos en España. Hay uno de Alarico II que ni siquiera pisó la península ibérica. El mensaje es que España viene de los visigodos, y ¿quién va a tocar a alguien que trajo el catolicismo a España? Pero si tú tocas a la monarquía se desmorona todo el entramado que viene de la restauración canovista (por Antonio Cánovas del Castillo, el período entre las dos repúblicas). El franquismo tuvo constitución de reino y durante la transición, la articulación del capitalismo español, del sistema bipartidista, de un entramado de corrupción, de la presencia fortísima de la Iglesia católica, de la legitimidad monárquica por encima de la legitimidad democrática, la ha tenido el rey. Esto explica por qué su yerno Iñaki Urdangarín iba a pedir dinero en nombre del rey y se lo daban. Pero Urdangarín está en la cárcel y esa es una señal clara de que hay una España diferente. Y ese es un mensaje que damos a los nacionalistas, «habéis dicho siempre que España era irreformable y no es verdad». Existe Podemos, el yerno del rey está en la cárcel, hemos sacado a Rajoy y hay posibilidades de inventarnos una convivencia diferente. 

Tiempo Argentino, 26 de Agosto de 2018