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Irak, bajo amenaza de Trump, sigue negociando con China y con Rusia

Irak, bajo amenaza de Trump, sigue negociando con China y con Rusia

En medio de la crisis provocada por el asesinato del general iraní Qasem Soleimani y del comienzo del juicio político contra Donald Trump en el Senado, el presidente estadounidense celebró la firma de un tramo del acuerdo comercial con China que promete poner fin a una parte sustancial de las controversias entre ambas potencias. La fecha coincidió con el 29° aniversario del inicio de la operación Tormenta del Desierto, la primera incursión de tropas occidentales en Irak, durante el gobierno de George Bush padre.

Si algo une a estos acontecimientos es que aquella ofensiva contra Saddam Hussein –finalmente eliminado con la segunda invasión, realizada por Bush hijo en 2003– es que al cabo de casi tres décadas y cientos de miles de muertos y desplazados, el escenario resulta más endeble para los intereses imperiales de Washington y cada vez más firme en favor del crecimiento chino en esas regiones. Si Trump intenta mostrar la firma del convenio como un éxito de su estilo de negociación al borde del abismo, en realidad representa el avance de un mundo multipolar opuesto al sueño de una hegemonía absoluta de EE UU sobre el planeta tras la caída de la Unión Soviética, en ese mismo año de 1991.

Como ya se dijo en estas páginas, un misil lanzado desde un dron mató el 3 de enero a Soleimani en Bagdad cuando iba a un encuentro con las autoridades iraquíes en busca de un acuerdo para pacificar la región y que incluía a Arabia Saudita y Siria. El ataque también causó la muerte de Abu Mahdi al-Muhandis, número dos de las Fuerzas de Movilización Popular y otros siete militares iraníes. La represalia de Teherán fue una andanada de misiles sobre dos bases de EE UU en Irak que no produjo víctimas.

La situación en Irak es dramática desde antes incluso de aquella primera invasión, de la que, hay que recordar, también participaron 500 miembros de la Armada Argentina en dos corbetas, un destructor, un buque de carga, dos aviones de transporte y tres helicópteros enviados por el gobierno de Carlos Menem para el bloqueo del Golfo Pérsico. La ocupación total de 2003 no hizo sino agravar las cosas, aunque la versión estadounidense señalaba que iban a instaurar la democracia y el desarrollo del país.

Saddam Hussein, un laico apoyado en sectores islámicos sunnitas, mantenía a las mayorías chiítas y a los kurdos sojuzgados. Bush padre, que había sido jefe de la CIA, apoyó a grupos chiítas para debilitar al régimen de Saddam, que sin embargo había sido aliado incondicional de Washington. Con la caída del líder político, esa rama musulmana tomó preminencia. El dato es que es la misma visión del islamismo que desde 1979 gobierna en Irán.

Barack Obama llegó al poder en 2009 por la promesa de retirar las tropas de Irak. Fue su carta moral ganadora en las elecciones. Pero no cumplió con el programa que le granjeó el Nobel de la Paz de ese año. Trump, desde una perspectiva economicista, también juró dejar que los iraquíes decidieran por su destino. El gasto bélico le resulta insostenible, pero el impeachment promovido por los demócratas lo pone contra las cuerdas.

Soleimani fue el estratega de la lucha contra los grupos fundamentalistas de ISIS, que con apoyo de Washington sirvieron para mantener a las autoridades iraquíes y al gobierno sirio bajo fuego durante casi un lustro. El triunfo sobre el terrorismo abrió las puertas a una progresiva «emancipación» de la dirigencia iraquí.

Así fue que el primer ministro Adel Abdul Mahdi recibió con beneplácito ofertas de acercamiento de Beijing. En septiembre pasado, una delegación encabezada por Abdul Mahdi negoció un acuerdo para la reconstrucción del país, devastado por la invasión estadounidense. El premier habló de «un salto cuántico» en las relaciones entre ambas naciones.

Desde entonces comenzaron movilizaciones «contra la corrupción del gobierno» orquestadas por la oposición. El analista de origen italiano Federico Pieranccini reveló la preocupación de Abdul Mahdi en un discurso secreto ante una comisión del Parlamento.

Según sus palabras, Trump le dijo que las protestas eran el punto de partida para una embestida mayor, como colocar francotiradores que dispararan contra las multitudes. Cada muerto se habría de computar como represión del gobierno si es que no renunciaba a los acuerdos, que incluían la compra de cien mil barriles de crudo al día por 20 años. El hombre presentó entonces la renuncia, que no fue tratada.

Luego del asesinato del general iraní, el Parlamento votó una declaración exigiendo que EE UU retire totalmente sus tropas. En un cruce inesperado, el general William Sheely anunció que en pocos días iban a trasladar todos los efectivos fuera del territorio iraquí. Pero pronto fue desmentido por el Departamento de Estado. Trump llegó a amenazar a Bagdad que si no retiraba o al menos desoía al congreso sobre el retiro de militares de EE UU iba a desplegar una catarata de sanciones tal, que las que padece Irán desde que decidió romper unilateralmente el acuerdo nuclear, iban a parecer caricias.

Rusia, que también tiene algo que decir en esa región, y este jueves Ali al Ganmi, integrante del Comité Parlamentario de Seguridad y Defensa, defendió en una entrevista a un medio iraquí el convenio con Moscú para la compra de misiles S-400. «De acuerdo con la Constitución, Irak es libre de armarse, adquirir el equipamiento militar necesario y comprar cualquier sistema que considere apropiado según las circunstancias», se explayó. «Turquía también quiere su lugar

La situación en Libia luego de la ocupación de la OTAN, en 2011, no dista mucho de la que padecen las otras regiones desde esos no tan lejanos días en que Occidente prometía democratizar al mundo árabe. Tras el derrocamiento de Mohamar Kadafi la nación quedó partida en dos. Uno de los sectores se asienta en Trípoli, el llamado Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA). El otro, liderado por el general Khalifa Haftar, viene tomando posiciones para hacerse del control total, al costo de miles de vidas.

Esta semana, representantes de ambos bandos se reunieron en Moscú para lograr algún tipo de acuerdo de paz, a instancias de Vladimir Putin. Pero Haftar, que fue clave en su momento para derrocar a Kadafi, se negó a firmar una tregua y se fue de la capital rusa alegando que el compromiso no tomaba en cuenta las demandas del ejército a su cargo.

Ahora el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, otro que aprovecha para meter baza en esa región ante el evidente repliegue estadounidense, dijo que su gobierno comenzó a desplegar tropas en Libia para apoyar al GNA, el único polo de poder reconocido por las Naciones Unidas.

Tiempo Argentino, 19 de Enero de 2020

Irán y Trump caminan sobre el filo de la navaja

Irán y Trump caminan sobre el filo de la navaja

Todos los protagonistas caminan sobre el filo de la navaja y el temor a una escalada bélica que conduzca a una guerra mundial está latente. Al mismo tiempo, cada uno juega su propio juego, especialmente el primer responsable de esta nueva amenaza a la paz mundial, Donald Trump, quien en sus tuits de este sábado demostró mayor preocupación por el avance del impeachment en su contra y su aspiración a ser reelecto que a las implicancias del asesinato del general Qasem Soleimani y al derribo del avión ucraniano por un misil iraní. Los europeos, en tanto, analizan las cartas en juego antes de hacer una apuesta, pero ven en los últimos -inescrutables- movimientos del presidente de EE UU una oportunidad para recuperar, con la OTAN, el protagonismo perdido en Medio Oriente desde los años ’50.

Luego de tres días de negativas, este sábado el presidente persa, Hasán Rohaní dijo que el Boeing 737 ucraniano había sido alcanzado por un misil (ver aparte). Tras deshacerse en disculpas, el mandatario lo atribuyó a un error humano “imperdonable”. Puso como contexto que la aeronave circulaba por una zona que desde el homicidio del líder militar iraní estaba en tensión. Al asesinato de Soleimani le siguió en represalia el bombardeo de dos bases de EE UU. que, sin embargo, no despertó nuevas acciones norteamericanas. El mensaje de Rohaní fue corroborado por el líder religioso de ese país, Alí Jamenei. Amir Ali Hajizadeh, comandante de la Fuerza Aeroespacial Guardia Revolucionaria de Irán, que dirigió Soleimani, asumió toda la responsabilidad por el derribo.

En un síntoma de que nadie quiere dar el primer paso que lleve a una hecatombe, los mandatarios de Ucrania y de Irán se pusieron en contacto para limar posibles asperezas. En un principio, y como era de esperar, Volodímir Zelenski reclamó por la caída y pidió una investigación, mientras Teherán negó haber tirado contra el aparato y atribuyó el hecho a un accidente, pero Rohaní asegura haber ordenado una investigación interna que  permitó el mensaje de ayer.

De todas maneras, el presidente iraní culpó a EE UU y la decisión de Trump de asesinar a un líder que para algunos se compara con el Che Guevara por su lucha contra el imperialismo estadounidense. Soleimani fue el estratega de Irán en el combate al terrorismo de grupo ISIS en Irak y Siria. El día en que fue eliminado con un dron en el Aeropuerto de Bagdad, estaba en misión oficial. Enviado por el gobierno de Rohaní, y a pedido de la administración Trump, gestionaba un acercamiento con Arabia Saudita para poner fin a las tensiones en la región. Riad y Teherán están enfrentados por cuestiones religiosas tanto como por intereses geoestratégicos. Por otro lado, ISIS (Estado Islámico o Daesh en sus siglas originales) fue caratulado como un grupo terrorista fundamentalista pero recibió apoyo de Washington desde la era Obama y con la llegada de Trump a la Casa Blanca se fue reduciendo su poderío al punto de que fueron derrotados en Siria y el norte de Irak.

La situación en esa parte del mundo está complicada para EE UU, empantanado desde hace casi dos décadas en una guerra sin fin en Afganistán y en una invasión a Irak de la que Obama no pudo salir y Trump parece que tampoco.

Esta semana el parlamento iraquí votó una orden al presidente para que exija el retiro de todas las tropas de EE UU. La invasión de 2003, iniciada con la excusa -mentirosa- de que el régimen de Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, solo generó muerte y destrucción en esa nación y ahora los chiítas, la rama del Islam a la que adhiere la Revolución Iraní, llegó al poder, algo imposible con el sunnita Hussein. Esas fuerzas, sumadas a Hezbolah, también apoyadas por Irán, amenazan la supremacía estadounidense.

La orden de Trump es a las claras un acto terrorista opuesto a las leyes internacionales. Pero en su favor hay que decir que no fue el inventor de estas prácticas. La CIA protagonizó crímenes políticos desde su fundación, tras la Segunda Guerra Mundial, aunque siempre fueron operaciones encubiertas. Con Obama, sin embargo, no solo los “asesinatos selectivos” se hicieron a la luz del día sino que aún se recuerda el festejo de la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton y el propio mandatario demócrata en la Sala de Situación de la Casa Blanca cuando tropas de EE UU asesinaron a Osama bin Laden, líder del grupo Al Qaeda, otra organización armada inicialmente por Washington.

Trump, ya desde su campaña electoral de 2015, prometía reducir la intervención de EE UU en el exterior, por razones económicas más que ideológicas. Las sucesivas guerras están causando cada vez más daño a su economía. Según cifras oficiales citadas John Whitehead, director del Instituto Rutherford, desde 2001 -cuando tras los atentados a las Torres Gemelas el gobierno de George W. Bush se lanzó a la caza de Al Qaeda en Asia- EE UU gastó U$S 4,7 trillones en operaciones exteriores: más de 32 millones por hora. “El gobierno está gastando dinero que no tiene en un imperio que no puede pagar”, concluye Whitehead.

Esta semana, también, Trump conminó a que la OTAN se comprometa en el acoso a Irán. El problema es que durante la era Obama, EE UU y cinco potencias europeas habían firmado el acuerdo por el cual Teherán se comprometió a desarrollar un proyecto nuclear controlado por organismos internacionales y que no implicaba la fabricación de armamento atómico.

Entre las primeras medidas de Trump como presidente, rechazó ese acuerdo y ordenó mas sanciones contra Irán. Al día de hoy, Boris Johnson, que está sacando a Gran Bretaña de la Unión europea, se alineó con Trump para “lo que guste mandar”. Y en América Latina, Jair Bolsonaro no solo atribuyó falsamente a Soleimani responsabilidad en el atentado a la AMIA en Buenos Aires, sino que culpó a Lula da Silva de haber intentado blanquear al gobierno persa en 2010 con un acuerdo nuclear que había desarrollado su gobierno junto con el de Turquía con el entonces presidente Mahmud Ahmadinejad. Ese acuerdo, a instancias de Obama, fue bloqueado por Hilary Clinton. El de 2014 es sustancialmente el mismo.

Lula se apuró a denostar la acusación de Bolsonaro por falsa y malintencionada. La nueva Comisión Europea, que inició su gestión el 1 de diciembre pasado a cargo de la alemana Ursula von der Leyen, comenzó a dar señales de que no rehusaría volver a ocupar lugares que hasta la emergencia de EE UU como superpotencia ocupaba en el planeta.

Pero todo depende de que una chispa no haga saltar el mundo por el aire. «

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Rusia: ¿maniobra belicosa o choque de tránsito?

El Pentágono acusó a la armada rusa de acciones «agresivas» en el Mar Arábigo después de que uno de sus buques casi chocara con un destructor de la armada de Estados Unidos. El barco ruso ignoró las explosiones de advertencia de colisión del USS Farragut y se acercó mucho antes de apartarse, evitando por poco un choque. «Mientras que el barco ruso tomó medidas, la demora inicial en cumplir con las normas internacionales mientras hacía acercamiento agresivo aumentó el riesgo de colisión», dijo un comunicado. Un video muestra que el barco ruso se acerca rápidamente a la popa del buque de guerra estadounidense de 155 metros. También que ignoró cinco explosiones cortas emitidas por Farragut, la señal marítima internacional de peligro de colisión. Pero el Ministerio de Defensa de Rusia negó la acusación y aseguró que Farragut se había cruzado en el camino de su barco. «Fue el destructor estadounidense el que violó abiertamente las normas internacionales para evitar colisiones en el mar el 9 de enero de 2020 al hacer una maniobra para cruzarse en el rumbo del barco ruso, mientras se posicionaba a la izquierda del buque militar ruso que avanzaba», replicaron.

Un iraní con un machete y un hacha

Un ciudadano iraní fue arrestado con un machete, un hacha de pico y dos cuchillos cerca de la residencia de verano del presidente estadounidense, Donald Trump, en Florida. Tenía además 22 mil dólares en efectivo y un coche a su nombre, estacionado en el aeropuerto de Palm Beach, la ciudad al norte de Miami donde Trump tiene su residencia y club de golf Mar-a-Lago. Masoud Yareioeill Zoleh fue arrestado bajo la acusación de portar armas ocultas en un puente que conduce al islote de West Palm Beach, a 6,4  km de Mar-a-Lago, donde Trump pasó sus vacaciones de fin de año.

Tiempo Argentino, 12 de Enero de 2020