Luego de cuatro días de intensos bombardeos sobre Teherán y plantas nucleares iraníes y las principales ciudades de Israel, no aparece modo de dar marcha atrás en una escalada que se convirtió en la primera guerra abierta de Occidente contra un país del grupo BRICS. Una guerra de consecuencias quizás devastadoras y que se da en dos escenarios concretos: por un lado los centros poblados y censtras estratégicos, donde resuenan con regularidad alarmas y caen misiles y drones, y por el otro, la narrativa para dividir la sociedad iraní y retrotraer el país a 1979. Más específicamente, producir un cambio de régimen en una nación central para las aspiraciones geopolíticas occidentales.
Para lograr tan amplios objetivos, el gobierno ultraderechista de Benjamin Netanyahu apela a la población iraní y puntualmente a las mujeres, mientras que el príncipe Reza Ciro Pahlavi, hijo del monarca destutuido hace 46 años, se ofrece de garante de una transición hacia una democracia que, a decir verdad, no se puede decir que existiera cuando el padre gobernaba con mano de hierro la monarquía. Este mismo viernes, cuando se desataba el primer ataque sobre la capital iraní, ambos desnudaron sus intenciones en sendos posteos en sus respectivas cuentas en la red X.
Primero, el Príncipe. “Mi mensaje a las fuerzas militares, policiales y de seguridad es claro: este régimen y sus líderes corruptos e incompetentes no valoran sus vidas ni a nuestro Irán. Aléjense de ellos y únanse al pueblo. La lucha de la nación iraní contra el régimen destructivo de la República Islámica consiste en recuperar Irán y reconstruirlo. La solución es derrocar a la República Islámica mediante protestas callejeras y huelgas nacionales. Estoy contigo en estos momentos difíciles. Estamos todos juntos en esta lucha y ganaremos”, dice el descendiente de la dinastía Pahlavi
هممیهنان،
علی خامنهای، رهبر نابخرد رژیم ضدایرانی جمهوری اسلامی بار دیگر ایران ما را درگیر جنگ کرده است؛ جنگی که جنگ ایران و ملت ایران نیست، جنگ جمهوری اسلامی و خامنهای است.
پیام من به نیروهای نظامی، انتظامی و امنیتی روشن است: این رژیم و سرکردگان فاسد و نالایقش نه برای جان…
Lo sigue Netanyahu: “Como dije ayer y muchas veces antes, la lucha de Israel no es contra el pueblo iraní. Nuestra lucha es contra el régimen islámico asesino que Los oprime y empobrece. (…) El pueblo de Irán y el pueblo de Israel han sido amigos desde la época de Ciro el Grande. Ha llegado el momento de que el pueblo de Irán se una en torno a su bandera y su patrimonio histórico y luche por su libertad”, afirma en un texto en persa. Y alecciona: “esta es tu oportunidad de levantarte y hacer oír tu voz. Mujer, Vida, Libertad. Mujer, vida, libertad”, que es el lema de las manifestaciones por los derechos de las mujeres que se registraron en Irán desde la muerte de la joven Masha Amini, fallecida en una comisaria donde había sido alojada por supuestamente violar reglas de vestimenta islámicas.
امشب، میخواهم با شما، مردم محترم ایران، صحبت کنم.
ما در میانه یکی از بزرگترین عملیاتهای نظامی در تاریخ، هستیم – عملیات طلوع شیران. رژیم اسلامی که تقریباً ۵۰ سال شما را سرکوب کرده، تهدید به نابودی کشور ما- اسرائیل میکند.
— Benjamin Netanyahu – בנימין נתניהו (@netanyahu) June 13, 2025
Muy activo para la prensa occidental, Netanyahu insistió en que los dos principales objetivos en esta guerra son desarticular el sistema nuclear y misilístico persa. Ante el canal Iran International, con sede en Londres, abundó en su estrategia política, que no pasa por fiarmar un acuerdo con Teherán. “La campaña militar de Israel contra Irán le está dando a su pueblo la oportunidad de derrocar a la República Islámica”, dijo, y volvió a recordar el caso de Masha Amini. Recurrió en otro reportaje a un frase sugerente: «La nación de Irán y la nación de Israel han sido amigas desde la época de Ciro el Grande». Pero no evitó señalar que ”matar a Ali Jameneí, el líder supremo iraní pondría fin al conflicto”.
Con un gobierno ahora titubeante como el de Donald Trump, que invita a una mesa de diálogo mientras permite la incursión israelí en Irán, proliferan mensajes cruzados entre Tel Aviv y Washington. El inquilino de la Casa Blanca rechazó el asesinato del ayatoláh, algo que al israelí no le cayó del todo bien. Por eso le dejó un aviso inquietante de cara a sus votantes. “Hoy es Tel Aviv, mañana es Nueva York (…) Entiendo ‘América Primero’. No entiendo ‘América Muerta’».
Trump quedó atrapado así en uno de los ejes de su campaña, el principal de ellos en política exterior: terminar con las guerras en Ucrania y Medio Oriente. Volodimir Zelenski ya le mostró una fuerte sociedad con el británico Keir Starmer, el francés Emmanuel Macron y el alemán Friedrich Merz para una guerra europea contra Rusia. El gobierno ultraderechista y teocrático de Netanyahu, a su vez, se percibe cercano al viejo sueño de construir el Gran Israel. El país hebreo es una cuña occidental en el mundo musulmán y, como poseedor de armamento nuclear, no quiere que ninguno de sus vecinos tenga la mínima capacidad de hacerle sombra. Por eso, así como destruyó las plantas nucleares que estaban erigiendo los Al Assad en Siria y Saddam Hussein en Irak, ahora está intentando hacer lo propio con Irán.
La otra cuestión
El último cambio de régimen en la región, fue el que se concretó el 8 de diciembre de 2024, con la llegada al poder en Damasco del grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS), dirigido por el entonces líder rebelde Abu Mohamed al Jolani, ahora presidente de transición de saco y corbata con el nombre de Ahmed al-Sharaa. El «rebelde» ya le abrió los cielos a los aviones israelíes para atacar Irán, corroborando lo que se dijo desde siempre sobre la relación entre grupos yihadistas, el Mossad y la CIA.
A todo esto, la inteligencia israelí fue clave para los ataques iniciales sobre Irán. El propio gobierno persa reconoció que se había visto sorprendido porque habían logrado introducir dentro del país los lanzamisiles, para los que los sistemas de intercepción no estaban preparados. Además de que lograron bloquear las comunicaciones del suficiente tiempo como para no dar tiempo a una respuesta veloz. Por otro lado, los asesinatos de la cúpula militar y los científicos del área nuclear claves es un golpe de importancia. Teherán había mostrado informes secretos israelíes como un logro de sus servicios. La respuesta de Israel es a esta hora más impactante. Este lunes fusilaron a un hombre acusado de espiar para la Mossad y detuvieron a otros 30 sospechosos.
Volviendo a Trump: Sus asesores ideológicos más importantes, Steve Bannon y Tucker Carlson, están advirtiéndole por todos los medios que no caiga en la trampa de Netanyahu, que lo quiere arrastrar a una guerra de la que no podrá salir, como ya le ocurrió en Irak y Afganistán a George W Bush. Hasta al senador izquierdista Bernie Sanders le dijo que «no debe dejarse arrastrar a otra guerra ilegal de Netanyahu”. Pero hay que ver cuánto aguante tiene ante las presiones del “Estado Profundo” y el lobby proisraelí, con influencia en medios y dirigencia política bipartidista.
Pruebas de ambivalencia trumpista: en la cumbre del grupo G7 que se desarrolla en Canadá, dijo que la guerra en Ucrania no se hubiera producido si no se hubiera expulsado a Rusia del grupo G8. Pero la vocera de la cancillería rusa, Maria Zajarova, informó este lunes que Washington había cancelado las consultas con Moscú sobre la normalización del trabajo de las embajadas.
Se puede resumir en un posteo en su cuenta de la red Truth en que por un lado pretende que Irán firme un acuerdo nuclear según sus términos y por el otro dice que todo el mundo debe evacuar
Se lo nota nervioso a Benjamín Netanyahu. Todos los días debe salir al ruedo para explicar algunos de sus actos, lo que podría ser una prueba de que su estrella se está apagando. Por si hiciera falta alguna otra evidencia, la brutal ofensiva sobre Gaza y los últimos ataques de colonos en Cisjordania contra la población local expresan desesperación no sólo del primer ministro sino de su gabinete ultraderechista, cuando aliados tradicionales de Israel se bajan del barco a las apuradas. Por mencionar algunas defecciones recientes, el gobierno británico suspendió negociaciones de libre comercio con Tel Aviv y sancionó a colonos ilegales y a entidades relacionadas con la ocupación de territorios palestinos, mientras que la Unión Europea anunció que “revisará su acuerdo de asociación con Israel en base al artículo 2, sobre DD HH y la defensa de la democracia”. Donald Trump, el principal sostén del régimen israelí, da señales cada día más claras de que le soltó la mano y avanza en negociaciones comerciales con las monarquías árabes y, tras la firma de un alto el fuego con el grupo yemenita Ansar Alah, deja sin protección a los buques que crucen el Mar Rojo con destino a Israel. Al mismo tiempo, mantiene conversaciones con Irán por un acuerdo nuclear, también apurado porque la Casa Blanca teme alguna trapisonda israelí que empioje las cosas.
El lunes, Francia, Canadá y Gran Bretaña publicaron un comunicado advirtiendo a Netanyahu sobre la “desproporcionada” operación militar en Gaza y llamando a “permitir de inmediato la entrada de ayuda humanitaria”. Organismos internacionales ya habían señalado el riesgo que corrían unos 14.000 niños de morir de hambre por el bloqueo israelí, lo que sumado a los más de 53.000 muertos tras el ataque de la resistencia islámica del 7 de octubre de 2023 –que había causado 1200 víctimas fatales y la captura 251 rehenes– más declaraciones siniestras de algunos de los ministros más agresivos del gobierno llevaron a que la Corte de La Haya pidiera la detención de Netanyahu y el extitular de Defensa Yoav Gallant por crímenes de lesa humanidad.
Keir Starmer, el inquilino de Downing Street 10, informó el martes la suspensión de negociaciones comerciales y detalló sanciones contra la lideresa de los colonos en Cisjordania, Daniella Weiss, cuyas declaraciones de tinte racista contra la población palestina ya había sido objeto de castigos desde hace más de una década. «No les damos comida, no les damos nada a los árabes; tendrán que irse. El mundo los aceptará», declaró alguna vez esta mujer de 80 años que ostentó el cargo de alcaldesa de Kedumim, un asentamiento ilegal. Junto con ella, fueron penalizados Zohar Sabagh, otro colono; Harel Libi, propietario de la constructora que lleva su nombre y que también está en la lista. Libi está acusado de amenazas y actos de intimidación contra palestinos. Las sanciones se extienden a las firmas, Coco’s Farm y Nachala e incluyen congelamiento de activos, inhabilitaciones y prohibición de ingreso a sus integrantes.
El discurso de Weiss, de fuerte tono supremacista, es similar al del ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, del Partido Sionista Religioso, y al del extitular de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, de la agrupación Poder Judío, quien renunció en enero pasado en rechazo a las negociaciones que llevaba a cabo el primer ministro para un alto el fuego. O sea, se fue porque Netanyahu le pareció blando. El problema para el jefe del gobierno más derechista en la historia israelí es que si también se le va Smotrich se queda sin sustento y debería llamar a nuevas elecciones.
El clima interno no es precisamente el más favorable para volver a las urnas, ya que aparecen con más frecuencia voces de peso que cuestionan el rumbo de la gestión, habida cuenta de que todavía hay unos 70 rehenes y las familias reclaman por su vida. La respuesta del oficialismo es que incrementando la ofensiva los van a rescatar. A principios de mes, el Gabinete aprobó la Operación Carros de Gedeón que, según Netanyahu, ingresó estos días en la fase final: la ocupación total de Gaza y el desplazamiento de su población. Pero este lunes, el ex subjefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y líder del partido Los Demócratas, Yair Golán, lanzó un mensaje que caló hondo en la sociedad. «Un país cuerdo no asesina a bebés como pasatiempo», dijo, recordando las raíces humanistas del judaísmo. La respuesta de Netanyahu fue feroz: “Mientras libramos una guerra multisectorial y lideramos complejos esfuerzos diplomáticos para liberar a nuestros rehenes y derrotar a Hamas, Golan y sus amigos de la izquierda radical se hacen eco de los más despreciables libelos de sangre antisemitas contra los soldados de las FDI y el Estado de Israel”. Golan recibió el apoyo de un exprimer ministro, Yehud Barak, quien argumenta que Netanyahu apuesta la extensión de la guerra para mantenerse en el poder, por lo que llamó a derrocarlo «antes que nos arrastre a todos a un abismo de oscurantismo autoritario y corrupción».
El asesinato el miércoles de dos empleados de la Embajada de Israel en Estados Unidos en Washington dio pie a que Netanyahu y algunos de los gobiernos afines culparan al antisemitismo creciente en Occidente. El sospechoso de haber baleado a Yaron Lischinsky y Sarah Lynn Milgrim fue detenido de inmediato. Se trata de Elías Rodríguez, de 30 años, nativo de Chicago. «Hice esto por Gaza. Palestina libre», dice la policía que dijo.
No está claro que el gobierno caiga por el empuje interno y hasta las señales del corrimiento supremacista de la sociedad se instaló en el discurso cotidiano, como corroboran Adam Raz y Assaf Bondy en el libro El léxico de la brutalidad. Destaca el diario israelí Haaretz que entre los términos analizados figuran “Segunda Nakba” o “Nakba de Gaza”, “despoblación”, “emigración voluntaria”, o “amalecitas”, a quienes Dios ordenó exterminar, según la Biblia, para referirse a los palestinos. Los autores analizan también videos posteados por soldados ufanándose de saquear viviendas, algo de lo que los protagonistas de la Nakba de 1948 no hubieran estado orgullosos, destacan.
Recién hace 20 días que volvió a la Casa Blanca y Donald Trump ya le dio vuelta a las relaciones internacionales como a una media. A simple vista, sus movidas, aceleradas e impetuosas, tienen algo de «estrategia del loco», eso de hacer creer que el tipo no está en sus cabales para que lo dejen hacer porque oponerse puede ser peor. Pero raspando un poco la superficie hay algunas certezas que resultan claras. Por lo pronto, en el «patio trasero» logró que Canadá y México se encargaran de poner más vigilancia en las fronteras, deportó unos 5000 inmigrantes latinoamericanos y retiró al país de organizaciones como la OMS al tiempo que anunció sanciones contra el Tribunal Penal Internacional por haber condenado al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y a su extitular de Defensa, Yoav Gallant. Este sábado, por otro lado, Hamás entregó a otros tres rehenes que estaban en su poder desde el 7-O de 2023 e Israel liberó a 183 prisioneros palestinos mientras en el mundo se sigue cuestionando su propuesta «inmobiliaria» para Gaza y los países europeos se preparan para nuevos aranceles a sus productos. Además, por si fuera poco, levantó el avispero en organizaciones como la USAID, habitual fuente de financiación de planes injerencistas en todo el mundo. Todo junto y en tan poco tiempo indican un método que confirma los objetivos que se fijó el 47º presidente estadounidense y pretende desplegar antes de que se termine su período de gracia de 100 días que se otorga a todo gobierno que inicia. La vigilancia fronteriza es una vieja demanda de los sectores ultraconservadores expresada en foros como el Proyecto 2025 de la Fundación Heritage, que también establece hojas de ruta contra la perspectiva de género, recortar fondos federales y modificar formas de financiamiento de la educación para sostener los programas de tinte religioso-antediluviano. La recuperación industrial que Trump pretende no es algo nuevo ni original pero si que suena a desesperada. La globalización, tan seductora para el establishment estadounidense desde la disolución de la URSS, con su trasfondo de financierización internacional, provocó una lenta pero persistente modificación de la base industrial de EE UU. Convertido, gracias al dólar como moneda de cambio y reserva, en el centro mundial de las finanzas, el gran negocio ya no era producir, sino comprar hecho y sostener los enormes déficits que se fueron acumulando cada año mediante la fabricación del producto que mejor les sale: el dólar, como ya advertía hace 23 años el francés Emmanuel Todd en Después del imperio: Ensayo sobre la descomposición del sistema estadounidense. Planes de reindustrialización los hubo con GW Bush, Barack Obama y con Joe Biden. Pero no resulta tan fácil cambiar el eje de negocios que prosperan haciendo dinero con dinero y sin transpirar. Por lo demás, como ya señalaba entonces Todd, en las universidades de EE UU egresan menos ingenieros que abogados y economistas. De allí que ante una guerra como la de Ucrania, la solución que sale de la caja de herramientas de Washington sean las sanciones, ya que no están en condiciones de producir armamento en cantidad ni calidad equiparable al de Rusia. El caso es que los beneficiarios de ese sistema son países de la UE, China y sus socios de América del Norte -México y Canadá- ya que las industrias proveedoras se trasladaron allí por los menores costos y los beneficios que reciben. Traer de nuevo a esas industrias lleva, como ve Trump, a una guerra que ninguno de sus antecesores quiso o pudo aplicar y él no estuvo en condiciones en su anterior gestión. Ahora espera que, más loco y con más apoyo electoral, pueda cambiar el rumbo. De allí que se rodee de los magnates (oligarcas) de las únicas industrias en que EEUU está en el pelotón de vanguardia en el mundo: la tecnología digital y la Inteligencia Artificial. El grano en el trasero le salió cuando a una semana de su jura se conoció que una empresa china, DeepSeek, había desarrollado una aplicación de IA abierta, mucho más efectiva y sobre todo económica que ChatGPT o cualquier otra conocida. Lo más destacable de este golpe es que para el desarrollo se utilizó un chip Nvidia H800, de menor potencia que los H100, pero que eran lo más a lo que podían acceder por las sanciones contra China (ver aparte). La inteligencia humana superó en este caso a la estulticia de creer que se puede poner freno al desarrollo con abogados y financistas. Lo mismo ocurrió con los castigos a Rusia por la guerra en Ucrania: terminaron incentivando el comercio en el área BRICS+, el centro de Asia. Y en monedas locales. Trump fue muy claro en su discurso de inauguración: «A partir de este momento, el declive de Estados Unidos ha terminado», dijo, reconociendo públicamente la decadencia del país. Por esos días también prometió aranceles estratosféricos para los países que piensen en usar otra moneda que no sea el dólar y a los BRICS+. Y envió a su canciller, Marco Rubio, a explicar en América Central de qué viene esta Doctrina Monroe Siglo XXI. América First no oculta que esta región sería el último reducto ante un eventual nuevo reparto del mundo. Nada nuevo bajo el sol. La misma lucha que desde hace dos siglos.
La propuesta inmobiliaria para Gaza
En una nueva etapa de los acuerdos por el cese al fuego entre Hamás y el gobierno de Israel, Or Levi, Eli Sharabi y Ohad Ben Ami, tres hombres de 34, 52 y 56 años respectivamente, fueron entregados a las autoridades israelíes mientras se cumplía el quinto intercambio de prisioneros. Pero la noticia de la semana fue el encuentro de Benjamin Netanyahu y Donald Trump en Washington.
Fue en ese momento que el presidente de EE UU habló de su «solución inmobiliaria» para la Franja de Gaza: que los palestinos se vayan de ese territorio a cambio de dinero y la promesa de viviendas permanentes en Egipto o Jordania. «Estados Unidos tomará el control y seremos dueños de ella. Y seremos responsables de desmantelar todas las peligrosas bombas sin explotar y otras armas en este sitio», comentó ante las barbas del premier israelí, que en cuanto pudo aclaró que «no hace falta que las tropas estadounidenses vayan, nosotros nos haremos cargo».
Esta oferta de completar la limpieza étnica a cambio dólares no es nueva pero nunca había sido explicitada de un modo tan despojado. Luego del asesinato de cerca de 50.000 gazatíes y la destrucción de casi toda la región, ¿quién podría aceptar una propuesta semejante? Ni siquiera en el resto del mundo hubo aceptación a esa idea.
«Gaza es un infierno en este momento y lo ha sido por mucho tiempo», dijo Trump, que en lugar de visualizar la responsabilidad del hombre que tenía sentado a su diestra, firmó una Orden Ejecutiva para imponer sanciones a altos cargos del Tribunal Penal Internacional de La Haya por condenar a Netanyahu y a su ministro Yoav Gallant por delitos de lesa humanidad contra la población palestina.
Nada de lo que ocurre en política internacional debería atribuirse a la casualidad. Con esta premisa, se pueden trazar las líneas de fondo que subyacen en el Medio Oriente en una semana en la que al tiempo que la administración saliente de Joe Biden y la entrante de Donald Trump llegaron a un acuerdo estratégico en quizás el único lugar en que no tienen mayores diferencias: el apoyo al Estado de Israel. De tal manera que lograron coordinar un alto el fuego entre el gobierno de Benjamin Netanyahu y el grupo chiíta Hezbolláh en El Líbano, que por ahora no se está respetando tanto como dicen los papeles. Al mismo tiempo, “misteriosamente” fuerzas yihadistas avanzan en varios barrios de la ciudad siria de Aleppo, en una reaparición que tensa la situación hasta ahora calma para la presidencia de Bashar al Assad. Todo en un escenario en que en el otro campo de disputa hegemónica, Ucrania, todavía la OTAN trata de metabolizar la implicancia del misil Oreshnik para el futuro de una guerra a esta altura casi definida para Rusia.
Para dar cuenta de estas últimas definiciones habría que partir del fallo del Tribunal Penal Internacional de La Haya (TPI) del jueves 21 de noviembre que pide la detención de Netanyahu y de su exministro de Defensa, Yoav Gallant, por delitos de lesa humanidad. Huelga decir que Tel Aviv inscribió esa acusación en el marco de una decisión antisemita del mismo tribunal que había dictado en 2023 una medida similar contra Vladimir Putin. La novedad es que primero Francia y luego Países Bajos se apuraron a afirmar que no habrían de cumplir con ese mandato en el caso de que el primer ministro israelí quisiera visitar sus territorios. El caso es que ambas son naciones que firmaron el Estatuto de Roma, que obliga a cumplir con las resoluciones. A menos que estén adelantando el fin de esa institución a la que, además, no adhieren Israel, Estados Unidos, China, India y Rusia, entre otros.
Sin embargo, un reclamo contra el mandatario israelí lo convierte en un paria para la comunidad internacional o al menos le dificulta la libertad de movimiento y fundamentalmente la autoestima. Lo cierto es que esa cuestión aceleró en el otro lado del Atlántico la voluntad de sentar a Israel a una mesa de negociaciones para ponerle un freno a una ofensiva sobre el sur del Líbano que ya causó alrededor de 4000 muertos y más de 16.000 heridos, según el Ministerio de Salud Pública libanés, e impacta en la transición en EE UU. Como en Líbano Francia también tiene su influencia política, las versiones circulantes y que no habría que desdeñar indican que el presidente Emmanuel Macron habría también intervenido para “convencer” a Netanyahu.
La otra pata de este tablero candente, el este europeo, también encuentra otra serie de “casualidades permanentes” en Ucrania. Joe Biden autorizó en su gira sudamericana -entre la cumbre de la APEC en Lima y la del G20 en Rio de Janeiro de mediados de mes- a que Kiev lance misiles de largo alcance provistos por Washington contra territorio ruso. Las fuerzas de Volodimir Zelenski mandaron seis cohetes ATACMS contra la región de Briansk. La respuesta fue el misil hipersónico Oreshnik de seis ojivas con carga convencional de seis cabezas cada una. El aparato, indetectable actualmente, viaja a diez veces la velocidad del sonido y alcanzaría a cualquiera de las grandes capitales europeas en entre 10 y 20 minutos. Si se lanzaran desde el extremo oriental de Rusia los números serían similares para las ciudades estadounidenses.
Putin explicó que la ojiva puede llegar a los 4000 grados de temperatura, lo que la hace altamente letal incluso sin un cargamento nuclear. Y que ordenó la fabricación en serie porque había demostrado su efectividad destruyendo la fábrica de armamento de Yuzhmash, erigida en la época soviética. Estos días hubo otro intercambio de ATACMS y Storm Shadows y una nueva réplica de Oreshnik. ¿Querían probar si Moscú tenía alguno más?
Foto: Xinhua
Los europeos habían anunciado preparativos para la III Guerra Mundial y nada indica que se bajen de esa ofensiva, al menos verbal, aunque por ahora desde Washington les llega la palabra de Trump, que avisa su voluntad de terminar con la guerra. Esta semana, Zelenski dijo que estaría dispuesto a arreglar a condición de que Ucrania ingrese a la OTAN. «Si queremos detener la fase caliente de la guerra, el territorio de Ucrania que tenemos bajo nuestro control debe ser tomado bajo el paraguas de la OTAN», dijo a Sky News. Aunque se mantiene en que las fronteras son las reconocidas internacionalmente desde 1991, dice que está dispuesto a “negociar la devolución del resto de los territorios más adelante de manera diplomática”.
Desde Moscú, Putin dice que lo pasado pisado, que esa era una opción que se perdió cuando Kiev no aceptó el acuerdo de paz promovido por Turquía al comienzo de la contienda y antes, en los Acuerdos de Minsk de 2014. Las fuerzas rusas, por lo demás, a los frentes de Ucrania y Kursk en territorio ruso, le tuvieron que agregar estos días Siria, donde se despliegan en defensa del gobierno de Bashar al Assad y de su base en Tartus. “Las llaves del Kremlin se encuentran en Damasco”, aseguran que dice en los pasillos del Palacio Imperial.
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